The Acolyte despertó una considerable expectación al momento de su estreno. Razones no faltaban: el argumento de la serie explora en dos de los elementos más interesantes de la saga Star Wars. Por un lado, la mítica y siempre controvertida Alta República, que jamás llegó a tocarse hasta ahora en el live-action. Eso, a pesar de que ha tenido, un recorrido complicado y lleno de matices en el Canon literario y de videojuegos de la franquicia intergaláctica. Lo que suponía una oportunidad dorada para comprender a la democracia galáctica a partir de una dimensión por completo nueva.
Al otro extremo, en la Orden Jedi, más allá de la idealización de la tragedia y de su paulatina desaparición. Con el templo de Coruscant en su mayor apogeo y los Caballeros del sable láser, extendiendo su influencia a lo largo del Cosmos, es un territorio relativamente nuevo, para buena parte de los fans. Lo que permitía que la producción indagara en una historia, que no solo no afectaría la complicada cronología de la franquicia, sino que daría respuesta a cuestiones puntuales. ¿Quién tiene el monopolio de la Fuerza y por cuál motivo?, ¿qué provocó la corrupción de la Orden?
No obstante, a pesar de que la serie sí profundiza en algunos de esos giros de guion, su manera de hacerlo provocó debate, preguntas sin respuesta y enfrentamiento entre los fanáticos. Los motivos son varios y van desde controversias absurdas, hasta verdaderas preguntas acerca de cómo afecta el argumento el Canon G de la saga. Para analizar en lo anterior te dejamos lo bueno, lo malo y lo feo de The Acolyte. Un recorrido cuidadoso a través de la serie, elementos más destacados y puntos peores tratados. Todos con la intención de entender lo singular del fenómeno — adverso y de debate — a su alrededor.
The Acolyte es la nueva serie de Star Wars
Una ex padawan se reúne con su Maestro Jedi para investigar una serie de crímenes, pero descubre que las fuerzas a las que se enfrentan son más siniestras de lo que jamás habían previsto.
Lo bueno de ‘The Acolyte’
Una nueva exploración sobre la Fuerza
Hasta ahora, la Fuerza se ha convertido en un motivo de debate un tanto abstracto en Star Wars. De ser un misterio en la trilogía original, motivo de exploración en las precuelas y a una forma de entender a los personajes en la nueva trilogía. Lo cierto es que hay datos para todos los gustos. Los midiclorianos, quién debe ejercer el uso de la Fuerza — y más interesante, el cómo — hasta la moral de la Orden Jedi en relación con el tema. Parece que hay tantos datos, como que la idea de la energía cósmica de la franquicia, se convierta en un obstáculo para entender su trama, más que otra cosa.
Pero The Acolyte, logró unificar, en cierto modo, todo lo anterior. Además, brindar un lugar en su trama a conceptos sobre la Fuerza que se encuentran los libros de Star Wars y en los videojuegos. Del casco de cortosis de Qimir (Manny Jacinto) y la forma en que es capaz de influir en las habilidades del sensible, a las vergencias en estado no controlado. La producción encontró un modo de reflexionar acerca de la naturaleza del poder, que permitió analizar otros tantos elementos en paralelo.
Eso, hasta profundizar en la capacidad de la Fuerza para dar vida, un tópico complejo que, incluso, remite al canon originario de la saga. La historia de las brujas del planeta Brendok, permitió replantear la interrogante de qué puede lograr la energía cósmica en realidad. Lo que le permitió unir a la historia de Osha y Mae (Amandla Stenberg en doble papel), a las tradicionales de la franquicia. Y más allá, reflexionar acerca de uno de los temas más complicados a lo largo de la historia de Star Wars, desde un punto de vista nuevo.
Una visión gris sobre los Jedis
Los Jedis siempre han sido figuras legendarias para Star Wars. A mitad de camino entre héroes y místicos con formación de guerreros, las diferentes películas y series les imaginaron como modelo de conducta. Además, como los únicos con capacidades de ejercer por completo el poder de la Fuerza. Exterminados por la Orden 66, la importancia de los Jedis se forjó a través de su ausencia y la mitificación de todas sus obras. Eso, envueltos en el manto de la tragedia que sufrieron sus miembros a manos del Imperio.
Pero The Acolyte los muestra en todo su apogeo y por primera vez en el canon televisivo explora sus puntos más oscuros. En las decisiones morales, espirituales y éticas que debieron atravesar, siendo los sensibles a la Fuerza más poderosos. También, con el templo de Coruscant como centro de poder autónomo y de influencia política.
De la decisión imposible de la Maestra Indara (Carrie Anne-Moss), acerca de qué contar a Osha sobre su pasado, a los errores terribles de Sol (Lee Jung Jae), en medio de situaciones críticas. Incluso, un final ambiguo e incómodo, que da entender que la corrupción del poder atraviesa varias capas en la Orden. Por primera vez, los Jedis están lejos de su imagen de rectitud y de ser por completo intachables. Lo que le agrega una dimensión nueva a todo lo relacionado con su historia.
Lo malo de ‘The Acolyte’
Desorden de guion al contar su historia
A pesar de sus buenas intenciones, The Acolyte, es una de las nuevas producciones de Star Wars con más problemas de guion. La producción de Leslye Headland, que intenta contar una historia que se basa en flashbacks, recuerdos, además de una línea central, es desordenada y en ocasiones, confusa. Eso, a pesar de que los momentos y situaciones, están lo suficientemente diferenciados para analizarse por separado.
Pero la cantidad de información que el argumento debe manejar, lo hace cada vez más complejo y lleno de puntos en blanco. De la muerte de Indara, la identidad de su asesina, todo lo relacionado con los debates de la Orden sobre cómo captar sensibles a la Fuerza. Los temas se superponen unos a otros, sin que muchos lleguen a una conclusión elegante o al menos, gracias al buen desarrollo de la trama.
Más complicado aún, es todo lo relacionado con el villano de la serie. Quimir, que al principio fingió ser un personaje torpe para luego descubrirse como un poderoso Sith, apenas tiene profundidad. Eso, más allá de poder engañar y tener una capacidad prodigiosa como guerrero. Lo que es más lamentable, descubrir su identidad no fue en absoluto complicado. Tanto, que la revelación acerca de quién se escondía detrás del casco de cortosis resultó uno de los momentos más flojos de la serie. Cuando, de hecho, debía ser todo lo contrario.
Sin habilidad para explorar sus escenarios
De hecho, todo lo anterior demuestra, uno de los elementos más fallidos de la serie. La poca capacidad que tiene para mantener la tensión en sus temas más intrigantes. No solo el argumento no logró que la revelación de su villano fuera un punto de inflexión en la historia. Tampoco, que profundizar en el pasado de Osha y Mae — y lo sucedido en Brendok — pudiera dar mayor credibilidad a los actos de una y otra. Todavía peor: el cliffhanger de final de temporada, que analiza la idea que Osha y Mae, siendo la misma persona, en realidad son indivisibles y, por tanto, ambas parte del lado oscuro.
The Acolyte tiene verdaderos inconvenientes para explorar en los terrenos que propone de una manera audaz e inteligente. Más allá de mostrar grandes peleas a sable de luz, diálogos explicativos innecesarios y dobles puntos de vista sobre la misma situación, la producción avanza confusa a su resolución.
En particular, porque todo lo que sugiere — el papel de los sensibles a la Fuerza, la posibilidad de la caída en el lado oscuro, la búsqueda de identidad — se queda a medias. Finalmente, The Acolyte apuesta mucho más a impactantes escenas visuales, que usar el mismo interés en profundizar en sus protagonistas. Lo que provoca una ruptura de ritmo y tono, que sin duda es uno de sus mayores problemas.
Lo feo de ‘The Acolyte’
La agresividad de una parte del fandom
Los problemas entre algunos fans de Star Wars y las nuevas historias de la saga no son un tema nuevo. Ya durante las precuelas, Natalie Portman debió afrontar la presión sobre su papel e incluso, el escrutinio acerca de su actuación y enfoque sobre su manera de interpretar a Padmé Amidala. Lo que provocó, que la actriz temiera por su carrera a futuro. Mucho peor, fue el ataque violento contra Ahmed Best, encargado de dar vida a Jar Jar Binks, lo que provocó fuera vilipendiado de manera pública y muy agresiva.
Lo mismo que podría decirse que ocurrió con Daisy Ridley, Kelly Marie Tran y John Boyega en la nueva trilogía. Los actores tuvieron que lidiar con ataques en línea, acoso y hasta amenazas debido a la inconformidad de parte del fandom con sus personajes. Algo similar ocurrió con Moses Ingram en Obi-Wan Kenobi, que provocó que LucasFilm saliera en su defensa y admitiera la existencia de un grupo de fanáticos violentos.
Ahora el desagradable turno ha sido para Amandla Stenberg, en The Acolyte. La actriz sufrió acoso e insultos racistas, debido a su papel. Junto a ella, también todo lo relacionado con las brujas de Brendok, que despertaron comentarios misóginos y homofóbicos. En general, la producción debió sufrir de un ataque cada vez más agresivo de parte del fandom en línea.
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Del ya acostumbrado review bombing — que esta vez involucró a una película con el mismo nombre que el de la serie — a polémicas absurdas. Lo cierto es que el lado más desagradable de The Acolyte ha sido la respuesta de cierto sector de fanáticos beligerantes. Un punto con que el que la saga ha tenido que lidiar cada vez con más frecuencia.