Tras años de retrasos y contratiempos, la cápsula Starliner de Boeing finalmente está a punto de lograr un hito importante: su primer vuelo tripulado. La NASA confirmó que enviará dos astronautas en un vuelo de prueba rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI). Si todo sale bien, Boeing podrá aplicar por un permiso para hacer viajes espaciales de rutina, como se planeó en 2017.
El camino hacia este punto es irregular para el fabricante estadounidense. Hace 10 años, Boeing y SpaceX fueron elegidas por la NASA para desarrollar una nave que pudiera llevar astronautas a la EEI desde territorio estadounidense. La agencia espacial buscaba terminar con la dependencia de Rusia y otorgó un contrato millonario de precio fijo a las dos compañías.
Mientras que SpaceX y su cápsula Crew Dragon ya acumulan misiones exitosas, Boeing no ha logrado efectuar un lanzamiento tripulado. El desarrollo de Starliner se ha retrasado debido a fallas técnicas y problemas de software, incurriendo en sobrecostos que alcanzan los 1.500 millones de dólares.
"El primer vuelo tripulado de una nueva nave espacial es un hito absolutamente crítico. Las vidas de nuestra tripulación están en juego", dijo el administrador asociado de la NASA, Jim Free. Los astronautas elegidos para este vuelo son Butch Willmore y Sunita Williams, un capitán retirado y una expiloto de pruebas de la Armada.
Willmore tiene un registro de 178 días en el espacio desde su primera misión en 2009 y ha acumulado más de 8000 horas de vuelo. Por otro lado, Williams registró 322 días en el espacio en dos misiones desde 2007 y tiene experiencia en más de 30 diferentes tipos de aeronaves.
Un vuelo exitoso de Starliner es crucial para el futuro de Boeing
Una misión exitosa de Starliner no solo validará los esfuerzos de ingeniería de Boeing, sino que también proporcionará a la NASA una redundancia crucial para su programa de vuelos espaciales tripulados.
Un vuelo de prueba no tripulado fallido en 2019 expuso problemas serios, lo que tensó la relación con la NASA. Meses después, Boeing evitó una catástrofe al corregir un fallo de software en pleno vuelo de la Starliner, impidiendo la pérdida de la cápsula espacial.
El fabricante no se dio por vencido y planeó un vuelo de prueba con destino a la EEI en 2021. Sin embargo, un fallo en las válvulas del módulo de servicio derivó en un nuevo retraso.
A pesar de los desafíos pasados, tanto Boeing como la NASA confían en que Starliner ahora está lista. La próxima misión, programada para el 6 de mayo de 2024, servirá como una demostración final antes de que la nave espacial reciba la certificación oficial para el transporte regular de astronautas.
Sumado a los gastos de Starliner, Boeing está en la mira de las autoridades estadounidenses. La debacle del 737 MAX marcó el principio del fin para el fabricante estadounidense, quien ha tenido que lidiar con accidentes y demandas legales Hace unas semanas, un informante que señaló fallos de seguridad en los aviones, murió en condiciones sospechosas antes de declarar en un juicio.