Un exempleado de Boeing que señaló fallos de seguridad en algunos aviones de la compañía fue encontrado muerto en su auto. John Barnett, quien laboró por más de 30 años en la empresa y estuvo a cargo del control de calidad del 787 Dreamliner, falleció en un aparente suicidio. El hombre de 62 años estaba a punto de declarar en un proceso legal contra Boeing.
Un reporte de BBC menciona que John Barnett falleció el 9 de marzo a causa de una herida autoinfligida. El veterano de Boeing trabajó 32 años en la compañía, 7 de los cuales los desempeñó como director de control de calidad en la planta de North Charleston. Esta fábrica estaba a cargo de producir el 787 Dreamliner, uno de los aviones más importantes para la empresa estadounidense.
Durante su última etapa en Boeing, Barnett señaló problemas de seguridad en los Dreamliner, principalmente en los sistemas de oxígeno. De acuerdo con el trabajador, una de cuatro mascarillas no se desplegaría en caso de una despresurización de la cabina, causando la muerte de los pasajeros. Barnett efectuó una serie de pruebas y comunicó a sus superiores los resultados, sin embargo, los intentos por resolver el fallo nunca se materializaron.
Tras la negativa de la directiva, Barnett presentó una queja ante la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA), sin embargo, tampoco fue tomado en serio. Esto lo orilló a compartir la información con los medios de comunicación, a quienes les expuso otros problemas de control de calidad en la planta de Carolina del Sur.
En una entrevista con BBC en 2019, John Barnett acusó a Boeing de comprometer la seguridad del 787 Dreamliner al acelerar la producción. Algunos empleados instalaron chatarra para cumplir con los tiempos, algo impresentable para los estándares de calidad.
Boeing estaba en aprietos antes de la debacle del 737 MAX
Las acusaciones de Barnett dejan ver a una empresa que no se preocupa por la seguridad de sus aviones. Si bien los incidentes del Boeing 787 Dreamliner son mínimos, las prácticas de control de calidad eran cuestionables desde hace una década. El exempleado señaló en 2018 que trabajadores de la fábrica instalaron piezas defectuosas con el conocimiento de un alto ejecutivo. Posteriormente, una investigación de la FAA encontró que Boeing perdió 53 componentes al no seguir sus procedimientos de rastreo.
Los problemas ocurrieron antes de los accidentes del 737 MAX, los cuales derivaron en una investigación y la puesta en tierra de todas las aeronaves. En este caso, la FAA descubrió una serie de omisiones en los manuales de vuelo y los sistemas de seguridad, por lo que los pilotos del MAX no tuvieron información suficiente para evitar la catástrofe.
A tres años de obtener la certificación para volar, un nuevo incidente pone a Boeing en el banquillo de los acusados. El desprendimiento de una parte del fuselaje en un 737 MAX 9 de Alaska Airlines provocó la despresurización de la cabina a comienzos de 2024. Afortunadamente, ningún pasajero resultó lesionado y el avión pudo volver al aeropuerto.
Este caso destapó la falta de atención en sus sistemas de control de calidad. Un proveedor descubrió agujeros en el fuselaje y pidió a Boeing que retrasara la entrega de 50 aviones 737 MAX. A esto se suman las declaraciones de otro informante, quien señaló que el accidente se debió a una "estupidez maliciosa" de la compañía.
La muerte de John Barnett despierta sospechas, sobre todo cuando estaba por declarar en un proceso legal contra Boeing.