Hace algunas semanas hablábamos sobre el curioso fenómeno de los dramas ultracortos. Mientras que en Occidente por ahora nos parece absurdo ver una serie en la que los capítulos duran entre tres y cinco minutos, en China este formato no deja de ganar popularidad. Por supuesto, las historias narradas en estas producciones suelen ser simplonas, melodramáticas y muy predecibles. Pero en ello está la clave de su éxito.
La magia del formato está en que, a diferencia de ver una película de 90 minutos, sale más rentable dividir esa historia en pedazos diminutos. Los primeros capítulos son gratis hasta que, ya cuando el espectador esté enganchado, se ve forzado a pagar para acceder al resto de la narrativa. Esto es bastante conveniente para personas que no cuenten con una hora corrida de tiempo libre al día. Así, en sus descansos del trabajo, pueden ver múltiples episodios de su serie favorita.
Debido a su monumental éxito, los productores de estos contenidos han comenzado a automatizar la mayoría de procesos necesarios para crear un drama ultracorto. Este formato es perfecto para experimentar con inteligencia artificial de manera creativa, ya que lo que hace atractivos a los dramas ultracortos no es su calidad técnica o artística. Nadie se quejaría si los efectos especiales no se ven lo suficientemente realistas, o si los puntos de la trama son demasiado exagerados. No se trata de una audiencia exigente en esos aspectos, lo más interesante es el espectáculo y la conveniencia. Por eso es que ahora, estas series digitales básicamente se están haciendo solas.
Inteligencias artificiales creando éxitos
"The Mirror of Mountains and Seas: Breaking Waves" (su nombre original es "山海奇镜之劈波斩浪", y está disponible en Youtube con subtítulos en inglés) es el nuevo drama ultracorto que está dominando el mercado chino. Cuenta con cinco episodios, cada uno de tres minutos de duración. Luego de un mes de haber sido estrenada, la serie ya había acumulado más de 52 millones de visualizaciones en Kuaishou, una aplicación china dedicada a videos cortos. Cada elemento que compone este drama fue diseñado a través de herramientas avanzadas de inteligencia artificial. Desde el guion y los storyboards, hasta los efectos especiales y el soundtrack.
Según el director y productor Chen Kun: "En lo que respecta a las grandiosas escenas de batalla, las cuales requerían mucho procesamiento y efectos especiales, las inteligencias artificiales que usamos nos ahorraron un 75% tanto del tiempo de producción como de los costos totales. Lo que solía tardar seis meses lo logramos en dos". Cualquiera que quiera dedicarse a la producción cinematográfica tiene que ser experto en cortar costos. Por eso es natural que, si las inteligencias artificiales ahorran tanto tiempo y dinero, se convertirán en una alternativa irresistible.
Sin embargo, es importante recalcar que estas inteligencias artificiales siguen siendo solo herramientas para ser usadas por seres humanos. Producen las imágenes, pero bajo la dirección de un autor guiado por su propio criterio artístico. La tecnología por si sola es completamente impotente, incapaz de estructurar una historia tan atractiva como para volverse viral. Incluso en el caso de los dramas ultracortos en el que la calidad argumental no es un factor esencial, muchas personas han señalado que es difícil tomarse en serio estas producciones, porque la rigidez de las expresiones de los actores, la secuencia de acontecimientos, incluso las más espectaculares escenas de acción transmiten una frialdad
La naturaleza del proceso artístico resulta completamente diferente cuando se trabaja con inteligencias artificiales. Todo se reduce a teclear el input deseado, evaluar el resultado, reproduciendo una y otra vez el proceso, alterando el input inicial para ir obteniendo mejores imágenes. En muchas ocasiones, el producto final resulta insatisfactorio tanto para los autores como para los espectadores por igual. También está el asunto de la originalidad, ya que estos modelos lo que hacen es reciclar contenido. A diferencia de un artista que se inspira y a partir de eso transforma y da lugar a algo novedoso, las inteligencias artificiales aún no cuentan con esa capacidad.
Cómo abastecer el mercado gigante de China
En el 2023, el mercado de los dramas ultracortos alcanzó los cuarenta millardos de yuanes (cinco millardos y medio de dólares), esto equivale al 70% del mercado del cine tradicional en China. Se espera que alcance los cien millardos en los próximos cinco años. Algo así tendría impacto a nivel mundial, ya que este mercado es indispensable para Hollywood, hasta el punto de que muchos estudios estadounidenses alteran sus producciones para asegurarse de complacer a las audiencias chinas. Si un buen porcentaje de chinos dejan de ir al cine, optando por consumir dramas ultracortos, el mercado cinematográfico internacional tendría que cambiar por completo.
En China, las aplicaciones de videos ultracortos ya cuentan con quinientos millones de usuarios. Solo en Kuaishou hay noventa y cuatro millones de usuarios, quienes ven más de diez episodios diariamente. De acuerdo con Chen Yiyi, encargado de entretenimiento para Kuaishou, la oferta no está ni cerca de satisfacer la demanda. Por esa razón, utilizar inteligencia artificial para producir series ultracortas no solo es lógico, sino necesario si tu objetivo es maximizar ganancias. El criterio de producción se convierte en algo industrial, manufactura en masa de un bien basado en un molde, algo que suena como el antónimo del arte como la conocemos.
La posibilidad de que la codicia nos lleve a desechar el arte para reemplazarla por entretenimiento fabricado en masa debe preocuparnos. El año pasado en los Estados Unidos, tanto los actores como los escritores de Hollywood pasaron meses en huelga, luchando por su derecho a no ser reemplazados por máquinas. No hay manera de que algo similar suceda en China, un país en el que los derechos humanos son violados cotidianamente. Sería terrible para el mundo que una tendencia como esta se esparciera, ya que se le estaría dando prioridad a la mediocridad por sobre a la impredecible autenticidad que nos hace amar las artes.