Un terremoto de magnitud 5,5 se ha registrado al sur de Portugal. Y, por razones obvias, también se ha notado en sus países vecinos, España y Marruecos. El motivo es que en esa zona hay una falla submarina, llamada Azores-Gibraltar. Una vieja conocida, especialmente por el histórico terremoto de Lisboa o gran terremoto de Lisboa de 1755. Un suceso natural, imprevisto y que, en aquel entonces, tuvo grandes consecuencias. Las más inmediatas, decenas de miles de muertos. Principalmente en Lisboa, Portugal, pero también en el sur de España y en el norte de Marruecos. También hubo desperfectos en casas y edificios. Muchos se vinieron abajo. Y hasta se dice que el impacto fue tal que paró, temporalmente, la expansión colonial de Portugal por medio mundo. Además, fue el primer terremoto que se estudió científicamente.
Tan histórico suceso, que aparece en todas las guías turísticas sobre Lisboa por su gran impacto, se data el uno de noviembre de 1755. Día de Todos los Santos. Según los registros de la época, el terremoto de 1775 tuvo una duración de casi diez minutos. Se inició a las 9:30 de la mañana, cuando muchos de sus habitantes estaban todavía en misa. Y los expertos dicen que se produjeron tres temblores. El segundo de ellos, el más importante. Aunque en aquel entonces todavía no se utilizaba la escala de Richter, investigaciones posteriores han deducido que, por los destrozos ocasionados y las explicaciones de los supervivientes, se alcanzaron magnitudes de 8,5 a 9 en la escala de Richter. Magnitudes que solo se producen una o dos veces cada 20 años o más.
Las consecuencias de este terremoto de 1755 fueron muchas. La principal es que arrasó prácticamente con toda la ciudad de Lisboa. En aquel entonces, además de ser la capital de Portugal, era una gran metrópoli. Portugal era entonces un imperio mundial con colonias en Angola, Mozambique, Cabo Verde, Goa, Macao y Brasil. De manera que allí se cruzaban y coincidían comerciantes de medio mundo. Más allá de la población local. Según los datos que se tienen, solo en Lisboa hubo 90.000 víctimas. Y en los países vecinos también se hizo notar. En España hubo más de 5.000 fallecidos. Especialmente en Ayamonte y Lepe (Huelva). E hizo destrozos en la mayoría de provincias andaluzas. Pero peor fue en Marruecos, donde se contabilizaron 10.000 muertos ocasionados por el terremoto y el tsunami posterior.
El gran terremoto de Lisboa de 1755
Cuando ocurre un terremoto en el sur de Europa, es inevitable recordar el terremoto de 1755. Lisboa acabó prácticamente arrasada. Lo que no tiró abajo el terremoto, de casi diez minutos de duración, entre tres y seis minutos entre sacudida y sacudida, lo destrozaron el tsunami y el incendio que vinieron después. La ciudad tuvo que ser reconstruida y afectó a Portugal, hasta tal punto que su imperio colonial tuvo que pausar temporalmente sus planes de expansión. Lo primero era reconstruir su capital y metrópoli del imperio.
Los supervivientes del terremoto se refugiaron, inicialmente, en plazas y en los muelles. Al aire libre, lejos de los edificios que pudieran venirse abajo con los temblores. Sin embargo, a raíz del terremoto, con epicentro a 58 kilómetros de profundidad, en la falla Azores-Gibraltar, casi una hora después del mismo, se produjo un tsunami con olas de entre seis y 20 metros de altura que se llevaron por delante el puerto y la zona central. Llegando a subir el agua por el río Tajo en dirección contraria a su cauce natural.
Por si el terremoto y el tsunami no fueron suficientes, la parte de Lisboa que todavía quedaba en pie fue víctima de los incendios que quemaron durante cinco o seis días. Incendios que se producían en decenas de lugares de manera simultánea por toda la ciudad. A consecuencia de todo ello, de los 275.000 habitantes censados en Lisboa en aquel entonces, fallecieron 90.000 personas. Casi uno de cada tres habitantes. En cuanto a daños materiales, se estima que el 85% de edificios quedaron destruidos. Incluyendo iglesias, el Hospital Real de Todos los Santos, el Palacio Real y una cantidad ingente de obras de arte, libros y documentos de la época. Un daño irreparable en vidas humanas y en patrimonio cultural e histórico.
El terremoto de 1755 en España y Marruecos
Se suele decir que España vive de espaldas a Portugal, a pesar de ser dos países que comparten kilómetros de frontera. Y cuando se produce un fenómeno natural de estas dimensiones, las fronteras de poco sirven. Aunque el golpe se lo llevó el sur de Portugal, España también se llevó su parte. Especialmente el sur, Andalucía. Una semana después del suceso, se empezó a realizar un informe para conocer las consecuencias del terremoto en suelo español. Llegaron informaciones de más de 1.000 poblaciones, contabilizando más de 5.000 muertos y grandes pérdidas materiales.
Los principales perjudicados fueron los habitantes de Ayamonte y Lepe, en la provincia de Huelva. Las más cercanas a la frontera al sur de Portugal. Fallecieron, respectivamente, 1000 y 400 personas. Además de perder gran parte de su flota pesquera. En la provincia de Cádiz, también hubo víctimas. Si bien la ciudad en sí se salvó del maremoto de 20 metros de altura gracias a sus murallas, hubo que lamentar fallecidos en pueblos de la bahía de Cádiz y en poblaciones como Chiclana, Sanlúcar de Barrameda, Rota, El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera. Por su parte, Jaén, Sevilla, Écija, Utrera y Córdoba notaron el terremoto y lamentaron daños materiales, pero sin apenas víctimas. Lo mismo que ocurrió en Extremadura, León y ambas Castillas.
Por su parte, en Marruecos se contabilizaron 10.000 fallecidos. El tsunami alcanzó toda la costa norte y oeste del país. En cuanto a daños materiales, inutilizó el puerto de Salé, en la zona atlántica, el más importante del país. Y según los registros de la época, también se tiene constancia de maremotos en la costa inglesa, en Finlandia y en las islas atlánticas de Antigua, Martinica y Barbados.
El nacimiento de la sismología moderna
Si tenemos tanta información sobre lo sucedido en el gran terremoto de Lisboa de 1755 es gracias a los datos recopilados por científicos, especialistas y personas influyentes de la época. Los expertos dicen que la sismología moderna empieza a dar sus primeros pasos después de este fenómeno. Además de por su poder devastador, este terremoto y posterior tsunami tuvo gran impacto en una Portugal que era un país de referencia en medio mundo. De ahí que científicos y expertos fueran convocados para estudiar las consecuencias del terremoto.
En Portugal, el marqués de Pombal, Sebastião José de Carvalho e Mello, envió encuestas a las parroquias del país para obtener datos sobre el terremoto, su duración, los daños ocasionados y otros aspectos a tener en cuenta para el futuro. Esos documentos se encuentran todavía en el archivo histórico nacional, en la Torre de Tombo de Lisboa. En España, el gobernador del Supremo Consejo de Castilla, por órdenes del rey Fernando VI, hizo lo propio. Información que todavía se conserva en el Archivo Histórico Nacional de Madrid.