En Pobres criaturas, Bella Baxter (Emma Stone), es una mujer fuera de lo común. No solo por el misterio de lo que provocó la enorme cicatriz que tiene desde la nuca y que baja por su espalda. Y de lo que eso pueda significar. Al mismo tiempo, porque disfruta de la vida de una forma salvaje, ingenua y sensual. Todo a la vez y en un torbellino exuberante que sorprende ahí a dónde sea que va. No obstante, lo más llamativo del personaje es que el enigma de su mera existencia, recuerda los límites humanos, el poder de la ciencia y las fronteras de lo que consideramos la vida.
Con una premisa semejante, no sorprende que Pobres criaturas, del director griego Yorgos Lanthimos, se haya convertido en la sensación de la temporada de premios. A la vez, en uno de los ejemplos de cómo la ciencia ficción puede convertirse en un interlocutor válido de todo tipo de comentarios sociales y culturales. La obra del realizador — basada en el libro del mismo nombre de Alasdair Gray — analiza la hipocresía moral, el tiempo y el deseo de vivir. Todo, a través de un supuesto monstruo que en realidad tiene un origen más complicado que un laboratorio científico. La adaptación convierte al centro del relato, en una serie de preguntas acerca de la vida, la muerte y sus límites. Por otro lado, la forma en que cómo comprendemos la libertad central y el sentido del propósito.
Ninguno son temas nuevos en el género. Te dejamos una lista de cinco películas a las que Pobres criaturas rinde homenaje de forma directa o indirecta. A la vez, cómo la trama resume muchas de las inquietudes de las cintas actuales acerca del misterio del origen del hombre, la conciencia y la identidad. El elemento de mayor interés en un argumento lleno de ellos.
Frankenstein de James Whale
Una de las referencias más obvias en el largometraje— que también, lo es en el libro origen Pobres criaturas— es a la obra de Mary Shelley. Pero para la ocasión, Yorgos Lanthimos tomó el tono y el ritmo de la versión estrenada en 1931. No solo en su estética — la creación de Bella es un tributo gigantesco a varias de las escenas— sino también, en su forma de concebir a la criatura. Como lo hizo el director James Whale, la vida creada en laboratorio de la película, es al mismo tiempo única y fruto de la ambición del hombre.
Pero además, Godwin Baxter (Willem Dafoe), es una combinación entre el monstruo imaginado por el director y el Victor Frankenstein literario. El personaje está convencido que su deber es crear vida. Hacerlo, además, en el laboratorio y como parte de la experiencia creativa humana. Su gran objetivo es que su monstruo — que no lo es tanto — sea el ejemplo de cuanto y de que forma, puede aprender el ser humano, libre de ataduras. Un tema que la cinta de Whale explora con cuidado y que, de hecho, es uno de sus giros de argumento más recordados.
El fantasma de la ópera de Arthur Lubin
No es una obra de ciencia ficción propiamente dicha, pero la adaptación de 1943 sí toma los elementos de una, para contar la infortunada vida de Erik/el fantasma (Claude Rains). La versión pone más atención en cómo el tétrico protagonista sobrevivió a las terribles heridas de su rostro, lo que implicó construir una máscara mecánica. Al otro extremo, de qué manera, ese largo proceso de curación le hizo comprender el valor del arte.
En la obra de Yorgos Lanthimos, Godwin Baxter (Dafoe) está obsesionado con la capacidad de la ciencia para sanar. Pero a la vez, la forma en que ese poder, analiza la voluntad del hombre para imponerse al orden natural. Al trasfondo del argumento adaptado por Tony McNamara, laten las mismas preocupaciones de la novela. A saber: que la imaginación y la mente humana, son mucho más grandes que las fronteras que suponen la moral. Una idea que la ciencia ficción ha llevado a todo tipo de extremos.
Drácula de Francis Ford Coppola
De nuevo, no se trata directamente de una película, sino la versión del director de turno sobre el tema, lo cual es mucho más interesante. Para su adaptación de la novela de Bram Stoker, Coppola profundizó en la brecha entre la ciencia y lo sobrenatural.
Un asunto que en la ficción se explora a través de las distintas herramientas mecánicas de grabación y registro que permite a los personajes contar su historia. Del dictáfono, la máquina de escribir hasta la grabación en rollos de fonógrafos. Lo cierto es que el largometraje de 1992, reflejó mejor que cualquier otra adaptación el recorrido del grupo que lucha con el vampiro a través de los avances tecnológicos de la época.
Lo mismo hace la cinta de Yorgos Lanthimos, que dedica tiempo e interés, en mostrar la ciencia como un punto de vista que ilumina — en más de un sentido — a Bella. Más allá, en qué forma, su vida es un prodigio que la convierte en un monstruo. Todo en una puesta en escena que, como la película de Coppola, utilizó los artefactos mecánicos para expresar sus ideas.
La leyenda del jinete sin cabeza de Tim Burton
¿No es ciencia ficción? Piénsalo de nuevo. En esta versión de Tim Burton del cuento clásico de Washington Irving, Ichabod Crane (Johnny Depp) es un científico. Uno, además, que hace gala y uso de todo tipo de recursos mecánicos, para tratar de descubrir a la criatura que acecha a los habitantes del pueblo de Sleepy Hollow. Es entonces, cuando la película se aleja del terror original, para mostrar todas las ideas científicas que el personaje de Depp utiliza para enfrentarse a lo sobrenatural.
De herramientas para autopsia rudimentarias hasta formas de medir la densidad del oxígeno. Nada falta en este despliegue de recursos que, además, conducen a la conclusión que lo sobrenatural es un fenómeno cuantificable. Lo mismo que la cinta de Yorgos Lanthimos medita en varias de sus mejores escenas. Por supuesto, otra referencia obvia, es la colección de elementos científicos que Godwin utiliza para dar vida a su criatura. Todo un homenaje a la puesta en escena de Burton en su historia.
Ex Machina de Alex Garland
Una referencia más reciente, pero obvia, es la de la vida artificialmente creada que trata de encontrar su propio objetivo, como en Pobres criaturas. Un punto que el director y guionista Alex Garland tocó de forma elegante y tétrica en su película Ex Machina. Yorgos Lanthimos vuelve a las mismas ideas y reflexiona acerca de lo que nos hace ser quien somos. En especial, la vida como una serie de conceptos que escapan por completo a la explicación empírica o directa.
Tanto Tony McNamaran como el director, analizan la existencia de Bella, como un prodigio. Pero a la vez, como una rareza, que debe ser analizada desde todo punto de vista. De alguna forma, Bella es una prisionera — o podría serlo — de su padre y creador. Un tema que Alex Garland tocó a través de su fascinante modelo de inteligencia artificial con el rostro de Alicia Vikander.