La guerra comercial entre Estados Unidos y China parece estar a punto de iniciar un nuevo asalto, y Apple debe estar bastante preocupada por ello. La administración de Joe Biden aplicará una importante subida de aranceles a bienes, productos y materias primas importadas desde el gigante asiático. Y el temor a posibles represalias no se haría esperar.
Según reporta Financial Times, la Casa Blanca llevará al 100 % los aranceles que impone a los coches eléctricos chinos, cuando previamente eran del 25 %. Por su parte, el nuevo tributo será de más del triple para las baterías de iones de litio para vehículos eléctricos y no eléctricos que lleguen desde Asia. También se triplicarán las tarifas a las importaciones de acero y aluminio desde China, mientras que se duplicarán las correspondientes a semiconductores y paneles solares.
Algunos de estos cambios arancelarios se implementarán a partir de este año, mientras que otros impactarán desde 2025 y 2026. Dicho esto, ¿por qué Apple debería preocuparse por esta situación? Después de todo, estos impuestos no les afectarían de forma directa. El problema de la compañía californiana es que su dependencia de China la convertiría en el primer blanco de una potencial represalia contra Estados Unidos.
Puede sonar un tanto drástico, pero no lo es. Apple ya se vio en una situación similar en 2018, cuando Estados Unidos impuso aranceles a las importaciones desde China para más de 1.000 productos. Lo que también había comenzado como una suba de tarifas al acero y al aluminio, se expandió rápidamente a otras categorías. Con la mayor parte de sus líneas de producción instaladas en el gigante asiático, fue el propio Tim Cook quien tuvo que mediar en la situación. El CEO de la firma de la manzana hasta debió reunirse con el por entonces presidente Donald Trump para poner paños fríos al conflicto.
Apple no quiere volver a quedar en medio del conflicto comercial entre EE. UU. y China
Apple logró superar las primeras instancias de aquel embrollo, puesto que la electrónica de consumo no estaba alcanzada por la medida inicial de Trump. Esto dejaba fuera del terreno más problemático a móviles, ordenadores y equipos similares. Pero la situación volvió a caldearse tras el veto a Huawei en 2019. A mediados de 2020, de hecho, el gobierno de China amenazó con imponer sanciones contra empresas estadounidenses como Boeing, Cisco, Qualcomm y la propia Apple.
Como si la guerra comercial no hubiera sido suficiente, luego llegó la pandemia de la COVID-19. Apple fue una de las tantas empresas que sufrió las consecuencias de la emergencia sanitaria y la imposibilidad de las fábricas en China de producir sus dispositivos al ritmo deseado.
Sin embargo, el coronavirus se terminó convirtiendo en una suerte de vía de escape para los de Cupertino. Desde 2022 en adelante, Apple ha profundizado sus esfuerzos para movilizar la fabricación de sus productos fuera de China. India y Vietnam se han convertido en los territorios en los que la compañía ha enfocado sus esfuerzos para diversificar sus líneas de producción.
Pero esto no significa que Apple esté lista para irse de China. En 2022 se calculaba que un 90 % de los dispositivos de la marca se producían en el gigante asiático, y que el 98 % de los iPhone provenían de allí. Según estimaciones de la época, la empresa necesitaría unos 8 años para mover el 10 % de la producción de su móvil fuera de tierras chinas. Y si bien la expansión a otros países ha avanzado a paso firme desde entonces, lo que menos quiere Apple es verse otra vez envuelta en un conflicto comercial y diplomático entre EE. UU. y el gigante asiático. Será interesante ver cómo evoluciona esta situación.