El cambio climático está trayendo a las costas todo tipo de animales poco convencionales en España. Algunos, como las salpas que plagaron recientemente las playas cántabras, son totalmente inofensivos. Sin embargo, hay otros, como el dragón azul, que sí que son venenosos. No mucho, pero sí lo suficiente como para que la presencia de un solo ejemplar haya obligado recientemente a cerrar una playa canaria.

Al contrario de lo que ocurrió con la salpas, no es la primera vez que se ve a este animal en las costas españolas. Es bastante poco habitual, pero en algunas ocasiones las corrientes lo han llevado a pasarse por las costas atlánticas, como ha ocurrido ahora en Canarias. Sí que era totalmente desconocida su presencia en el mar Mediterráneo. No obstante, en 2021 se vieron varios ejemplares en playas alicantinas.

Sea como sea, es muy extraño ver al dragón azul en España, y mucho más aún cerca de la costa, ya que normalmente se encuentran en mar abierto. ¿Qué es lo que está pasando entonces con él? Y, más importante aún, ahora que parece que se irá haciendo algo más habitual que podamos encontrarnos con ellos, ¿debemos temer su picadura?

El dragón azul no es un pez, aunque lo parezca

Muchas personas catalogan al dragón azul (Glaucus atlanticus) como un pez, por su apariencia mientras nada. Sin embargo, es un molusco sin concha. Algo así como una babosa de mar, pero muchísimo más agraciado. También se le conoce como golondrina de mar, por la presencia de unas estructuras similares a las alas.

Mide solo 3 centímetros, aunque es chiquitito pero matón. Se calcula que puede comer presas 300 veces más grandes que él. Resulta muy curioso cómo consigue su veneno, ya que lo extrae precisamente de sus víctimas, generalmente medusas y carabelas portuguesas. Les extrae su ponzoña y la guarda para atacar a otras medusas en el futuro, así que se podría decir que “les paga con su misma moneda”.

carabela portuguesa
El dragón azul le roba el veneno a la carabela portuguesa. Crédito: Hansel González (Unsplash)

Afortunadamente, aun conteniendo veneno de un animal tan peligroso como la carabela portuguesa, para los humanos no supone un gran riesgo, ya que no lo libera con la misma eficiencia. Para empezar, no suele atacar a humanos si estos no le molestan. Pero, incluso si eso ocurre, la sensación no irá mucho más allá de la del roce con una medusa convencional.

Lógicamente, como ocurre con las medusas, la situación puede complicarse si somos alérgicos. Por eso, ante cualquier síntomas de alergia, como dificultad para respirar o inflamación mucho más allá de la picadura, habría que acudir cuanto antes a urgencias.

Entonces, ¿por qué han cerrado la playa?

Ante cualquier novedad en las playas, como la presencia de una especie poco habitual, es importante estudiar qué es lo que está ocurriendo. Además, está claro que el dragón azul está atravesando algún tipo de dificultad. Si no, no lo veríamos tan cerca de la playa. De hecho, en el caso de las playas alicantinas en 2021, todos los ejemplares se encontraron varados en la arena.

Por lo tanto, más que por el riesgo que pueda suponer para los humanos, esto se ha hecho por estudiar mejor al dragón azul. Pero, lógicamente, también para evitar que haya contacto con humanos. Estos animales a menudo nadan en grupos, por lo que aun habiéndose visto solo uno es muy posible que haya más.

Se ha pedido a la población que esté pendiente y, si ve un dragón azul en el agua, no lo toque y avise a los socorristas. Ellos alertarán a las autoridades pertinentes.

¿Cómo afecta el cambio climático al dragón azul?

Puede haber muchos motivos por los que estamos viendo más frecuentemente al dragón azul en nuestras costas. Uno de los más importantes parece ser, como siempre, el cambio climático.

Hay varias maneras en las que este puede contribuir a apartarlos de su hábitat habitual. Por ejemplo, las grandes tormentas pueden arrastrarlos lejos de alta mar, llegando incluso a vararlos, como ocurrió en Alicante.

tormenta, siembra de nubes
Las tormentas podrían arrastrar al dragón azul a la orilla. Fuente: Pixabay.

También es posible que el cada vez más evidente calentamiento del agua del mar les esté llevando a acercarse más a la costa, quizás porque sus propias presas se han visto desplazadas y deben alimentarse.

Afortunadamente, el dragón rojo sigue sin estar en peligro de extinción. Pero es importante velar por él, pues el cambio climático no le está poniendo las cosas fáciles. Si lo ves, disfruta de su belleza, pues no es fácil encontrarse con ellos. Pero disfruta de lejos, sin tocarlo ni molestarlo, y no olvides avisar después al socorristas más cercano.