Los bañistas de la playa de L’Arenal, en Tarragona, se llevaron ayer un buen susto cuando al llegar a ella descubrieron que se había cerrado por la presencia de un cocodrilo. La zona estuvo cerrada al baño durante 5 horas, tras las que se decidió volver a abrirla al no divisar al animal y sospechar que posiblemente habría sido una falsa alarma. Las redes sociales se han llenado de publicaciones jocosas de usuarios que se preguntan cómo podría haber llegado un cocodrilo al mar.
Pero lo cierto es que, dejando a un lado que el avistamiento de Tarragona sea o no sea real, sí que hay cocodrilos que pueden pasar tiempo en el mar. De hecho, a algunos les gusta tanto hacerlo como para haberse ganado el apelativo de cocodrilos de agua salada o, cariñosamente, “salties”.
Ahora bien, esos cocodrilos del mar son los reptiles más grandes del mundo. Pueden medir hasta 6-7 metros de longitud, por lo que no suelen pasar desapercibidos. Las hembras son más pequeñas, pero no miden menos de 2 metros. El único testigo del avistamiento en L’Arenal sostiene que el animal mediría alrededor de un metro y medio. Todo esto nos lleva a pensar que posiblemente sería una falsa alarma como finalmente se ha confirmado. Pero es un buen momento para conocer cómo pueden llegar estos animales al mar. La historia es de lo más interesante.
Avistamientos de cocodrilos en el mar
Principalmente hay dos especies de cocodrilos de los que se han hecho avistamientos en el mar: el cocodrilo de agua salada (Crocodylus porosus) y el americano (Crocodylus acutus). El primero vive principalmente entre el sudeste asiático y el norte de australia, y el segundo desde Florida y México hasta el norte de Venezuela y Perú, pasando por algunas islas de las Antillas y el Caribe,
De la primera especie se han documentado varios ataques mortales. Por ejemplo, en 2016 dos mujeres se estaban bañando en una playa australiana un domingo por la noche cuando un cocodrilo atacó a una de ellas. Su amiga intentó tirar y rescatarla de las fauces del reptil, pero finalmente no lo consiguió y este se la llevó con él mar adentro.
Más tarde, en 2010, una buceadora fue asesinada por un cocodrilo en un arrecife de la isla de Havelock, en la India. Estos cocodrilos son muy territoriales, por lo que, al contrario que otras especies, atacan con facilidad hasta el punto de que cada año se suelen reportar una media de 6 ataques a humanos.
En cuanto al cocodrilo americano, es más apacible, por lo que no se han documentado tantos ataques, pero sí que se le ha visto paseando por las playas. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en 2016, cuando un ejemplar causó un gran revuelo en la playa de Palancar, en México.
¿Cómo logran sobrevivir?
Lo normal es que los cocodrilos se encuentren en lugares de agua dulce. Es ahí donde viven más cómodos. Sin embargo, el cocodrilo de agua salada y el americano cuentan con unas glándulas salinas en su lengua que les ayudan a eliminar el cloruro de sodio del agua, que podría ser dañino para ellos.
Aunque no se sabe con seguridad cómo llegan al mar, se cree que aprovechan las corrientes marinas para desplazarse de unos ríos a otros. Normalmente son machos de mediano tamaño, por lo que posiblemente hayan sido desplazados por otros machos en su hábitat original y deban buscar un nuevo lugar en el que vivir. Los cocodrilos de agua salada tienen una gran capacidad para hacer estos desplazamientos. Se han llegado a avistar algunos a más de 400 kilómetros de la comunidad de estos reptiles más cercana. No tan lejos como para llegar a España, por supuesto.
Para ello se toman su tiempo. En el caso del cocodrilo americano hay estudios que señalan que el 65% de su alimentación se basa en animales marinos. Eso indica que pasan más tiempo en el mar del que parece. Y la parte mala para los bañistas es que lo hacen en manglares o zonas cercanas a las playas.
Puede haber cocodrilos en el mar, ¿pero también en España?
En España o en cualquier otro lugar de Europa es difícil ver cocodrilos en el mar, básicamente porque tampoco los hay en los ríos. Aquí no vive ninguna especie autóctona. Las hubo en el pasado, pero ya solo quedan sus fósiles.
Probablemente lo de Tarragona haya sido una falsa alarma. No obstante, sí que es cierto que este mismo mes fue capturado un caimán en el río Besós. Se trataba de una cría que posiblemente fue abandonada por alguien que la tenía como mascota. Esta es una clara imprudencia que puede poner en peligro tanto al propio animal, como a las personas, animales y ecosistema de la zona.
Los avistamientos de animales salvajes que nunca se encontraron están a la orden del día en España. Desde la pantera que supuestamente caminaba por un parque periurbano de la localidad almeriense de Berja en 2013 hasta otro cocodrilo que nunca fue hallado en el Pisuerga, en 2020. Normalmente, estos avistamientos se caracterizan por tener detrás muy pocos testimonios y, en algunos casos, dar lugar a una histeria colectiva por la que otras personas creen verlos.
En el caso de Tarragona, el aviso a las autoridades lo hizo a las 7:30 de la mañana el encargado de un puesto de hinchables. Pero nadie más lo vio. No parece que haya nada que temer. Pero los chistes sobre la presencia de un cocodrilo en el mar en realidad no son exactos. Sí que puede haberlos, aunque este no sea el caso.